Mitos y Leyendas

El Café de Tacuba

Además de sus exquisitos platillos mexicanos con un sabor inigualable en el centro de la ciudad, el Café de Tacuba es conocido también por muchas de sus leyendas que se han desarrollado en su interior.
Desde su fundación, en 1912, fue el lugar de reunión de famosos y prominentes políticos mexicanos. como Manlio Fabio Altamirano que fue brutalmente asesinado en el interior de este restaurante en los años 30.
Pero hay más historias acerca del Café, como el de una Monja Clarisa que asusta a los trabajadores y a los clientes quienes la han visto deambular en la noche por el lugar, y en voz de los mismos cocineros, es la que les ayuda a preparar la comida dándole ese toque único a los platillos y que ha sido causante del éxito del restaurante a casi un siglo de existencia.
La historia de la monja remonta al siglo XVII, cuando en el edificio se instaló el primer hospital psiquiátrico de la ciudad -justo atrás del Hospital de Mujeres Dementes ubicado en Donceles- y que fue apoyado por monjas; la leyenda cuenta que un enfermo se enamoró de una monja que colaboraba en el lugar pero que después en un arrebato la asesinó. Cuando se instala el café, y al ver los fenomenos sobrenaturales se dedicaron a buscar la información de quién había muerto ahí, y no les fue dificil saber la historia del lugar y la monja asesinada, que se dice que en realidad ella no quería ser monja y su padre la obligó a serlo dado a que su hermana también lo era, y que al llegar el Café de Tacuba ella cumple su sueño, que no era el ser monja sino ser una excelente cocinera.

El Café se ubica en Tacuba No. 28 y es parte de nuestro recorrido!!!

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El Callejon de la Condesa

Cuenta la leyenda que algún día en que los Condes habitaban en la Ciudad de México se encontraron de frente 2 condes en este estrecho callejón, cada uno con sus respectivos carruajes enormes, que imposibilitaban que alguno pudiera pasar a un lado del otro, entonces los condes -que por cierto tenían sus egos muy elevados- no quisieron quitarse para dejar pasar al otro, y así estuvieron ellos sus 3 días y sus 3 noches hasta que por toda la zona se rumoraba el pleito entre los condes y que llevaron a abogados para ver si alguno podría ganar "el paso" de manera legal. Cuando esto sucedió la Condesa de Orizaba ya estaba más que enterada del asunto y fue donde los condes estaban "atrapados". Ella, inteligentemente para acabar con todo ese alboroto les dijo "ni tú, ni tú (refiriendose a ambos condes) van pasar por aquí, cada quien se regresa por donde vino y nadie pasa por aquí.

Y sólo fue así como la condesa arregló ese "problema" que había llegado muy lejos. Desde aquel entonces a ese paso estrecho se le llamó "El paseo ó el callejon de la Condesa".

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